St. Dominic Catholic Church

2002 Merton Ave | Los Angeles, CA 90041 | (323) 254-2519

Homilies


¡Seamos Libres! 2020-2-16 6° Domingo Año A P. Roberto

 

 

Homilía para el 6° Domingo de Tiempo Ordinario – Año A

P. Roberto Corral, OP

Iglesia Sto. Domingo, Los Angeles, CA

16 febrero 2020

 

Título: ¡Seamos Libres!

Tema: Jesús quiere que estemos libres de cualquier influencia negativa en nuestros cuerpos, corazones y almas.

Lecturas: Sirácides 15, 15-20; 1 Corintios 2, 6-10; Mateo 5, 20-22a, 27-28, 33-34a, 37

 

Quiero presentarles una situación que es bastante común en mi experiencia como sacerdote.

Estoy en el confesionario y llega un hombre que me dice, “Padre, no me he confesado por 30 años, desde que me casé. Pero mañana mi hija se va a casar, y decidí venir a confesarme.

Pero, Padre, no tengo nada que confesar; no he robado, no he matado a nadie. Así que, no sé qué decir.” Y yo respondo, “¡De veras! ¿Me estás diciendo que en 30 años no has hecho ninguna cosa mal en tu vida? A lo mejor, ¡debo hablar con tu esposa y con tus hijos para ver qué dicen ellos!” Y no solamente son los hombres que piensan así; también me han dicho cosa semejante varias mujeres.

 

Lo capaz es que estas personas han reducido su fe a una observancia demasiado superficial:

simplemente a evitar actos violentos y degenerados como robar y matar. Pero, hasta donde sepa yo, Jesús nunca dijo, “Mientras que no robes o no mates, estás bien.” La vida humana, y sobre todo la vida cristiana, abarca a mucho más que evitar a la violencia física, ¿verdad? Y eso es lo que Jesús nos está diciendo en el Evangelio de hoy donde él plantea un esquema de moralidad que no solamente abarca nuestras acciones externas, sino que nos dice que ¡también seremos juzgados por nuestros pensamientos! Por ejemplo, dijo Jesús en el Evangelio:

 

Han oído que se dijo a los antiguos:

No matarás y el que mate será llevado ante el tribunal.

Pero yo les digo: Todo el que se enoje con su hermano,

será llevado también ante el tribunal.

 

También han oído que se dijo a los antiguos:

No cometerás adulterio.

Pero yo les digo que quien mire con malos deseos a una mujer,

ya cometió adulterio con ella en su corazón.

 

Así que, Jesús nos lleva a un nivel de responsabilidad y santidad mucho más alto, más realista y más sano para nosotros y para nuestro mundo.

 

Quizás no hemos matado a alguien por dispararlo o por puñalearlo, pero ¿cuántas veces hemos herido o dañado a alguien por nuestras palabras hirientes, por el odio, el desprecio, por no pedir u ofrecer el perdón, por pensamientos ofensivos o negativos? ¿Sí o no?

 

A lo mejor no hemos robado a nadie por quitarles su dinero, pero ¿cuántas veces hemos robado la paz o la reputación a alguien por nuestras mentiras o chismes, nuestros prejuicios, críticas o condenaciones, por darles una de esas miradas que matan? ¿Sí o no?

 

La cosa es que Jesús sabe que tú y yo tenemos mucho poder para hacer el bien o el mal para nosotros mismos y para otros. Jesús sabe que todos tenemos la capacidad de llenar nuestros corazones, nuestras mentes y nuestras almas con cosas buenas, positivas y saludables, o con cosas malas, negativas y dañosas. Jesús quiere que seamos libres; libres no solamente de cometer actos físicos pecaminosos, sino también de cualquier maldad y negatividad en nuestras mentes y corazones. Porque él sabe que tarde o temprano esa energía negativa nos va a infectar a nosotros, y luego seguramente dañaremos a los demás. Hoy, en el Evangelio, Jesús va a la raíz de nuestra conducta porque, de alguna forma, nuestros pensamientos y nuestras actitudes van a influir nuestras acciones por el bien o por el mal.

 

Hermanos y hermanas, Jesús vino a salvar a todo nuestro ser: nuestro cuerpo, nuestro corazón y nuestra alma. Y para seguir a Cristo, también tenemos que amarlo y seguirlo con todo nuestro ser: cuerpo, corazón y alma. Entonces, seamos libres de cualquier negatividad y maldad en nuestro cuerpo, corazón y alma. ¡Seamos libres en Jesús!