St. Dominic Catholic Church

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Homilies


Pero El Señor Está a Mi Lado 2020-6-21 12° Domingo P. Roberto

 

 

Homilía del XII Domingo del Tiempo Ordinario - Año A + Día del Padre
 P. Roberto Corral, OP
Iglesia de Santo Domingo, Los Angeles, CA
21 de junio de 2020

Título: Pero el Señor Está a Mi Lado
Tema: No importa lo que suceda en nuestras vidas, tenemos que mantener nuestros ojos en Jesús y confiar en que el Señor está con nosotros.
Lecturas: Jeremías 20, 10-13; Romanos 5, 12-15; Mateo 10, 26-33

Alguna vez has pensado: “¡Híjole! ¿En qué lío me he metido?” Tal vez fue cuando emprendiste un trabajo o una tarea que terminó siendo mucho más difícil y tomó más tiempo de lo que habías pensado. O tal vez habías entrado en una nueva relación que no estaba funcionando muy bien. ¡Tal vez fue cuando te casaste o cuando tuviste hijos! "¡Ay, ay, ay! ¿En qué lío me he metido?" ¿Verdad? Bueno, tarde o temprano en tu relación con Dios, te vas a sentir de esta manera – ¡y más de una vez tu vida! En esos momentos, no decimos tanto, "¿en qué lío me he metido yo?", sino, "Señor, ¿en qué lío me has metido tú?" ¿No es cierto? 

Bueno, ahí es donde está en su vida el Profeta Jeremías en la primera lectura de hoy. 
Él está quejando a Dios de que la gente – inclusive sus amigos – se está poniendo en contra de él porque Dios le había dicho que les hablara una palabra desafiante y difícil. 
Justo antes de la lectura de hoy, Jeremías expresa su frustración, dolor e ira contra Dios diciéndole: "Me engañaste, Señor, y me dejé engañar". En otras palabras, "¡Señor, todo esto es culpa tuya! ¿Por qué permitiste esto? ¿Por qué me metiste en este lío?" 

¿Han sentido así, ustedes en algún momento en su relación con Dios? Por favor, ¡no me digan que soy el único aquí que ha dicho o pensado eso! Sin embargo, ¿notaron el punto de cambio en el discurso de Jeremías en la lectura de hoy? Vamos a verlo de nuevo; esto es lo que dijo Jeremías hoy: “Todos los que eran mis amigos espiaban mis pasos, esperaban que tropezara y me cayera, diciendo: ‘Si se tropieza y se cae, lo venceremos y podremos vengarnos de él.’ Pero el Señor, guerrero poderoso, está a mi lado; por eso mis perseguidores caerán por tierra y no podrán conmigo.” En otras palabras, después de que Jeremías expresa cierta desesperación con su situación, desde algún lugar profundo dentro de él, surge su fe: "Pero, el Señor está a mi lado."

No sé de todos ustedes, pero a mí me gustaría tener ese tipo de fe, especialmente en aquellos momentos en los que me siento desgastado, perdido y solo. Lo que el Señor nos está diciendo hoy es que, no importa cuál sea la situación difícil, si es causada por nuestras propias malas decisiones o pecados, o por el maltrato de otros, o simplemente por las luchas de la vida, podemos decir con Jeremías: "Pero, el Señor está a mi lado." 
Y Jeremías puede decir eso porque, para él, Dios es real y presente; es un amigo al que Jeremías puede incluso expresar ira y decepción. Pero, sobre todo, Dios es un amigo fiel de confianza, alguien en que él puede poner su fe.
Jesús dice algo semejante en el Evangelio de hoy. Él nos dice que Dios sabe hasta cuántos cabellos tenemos en nuestra cabeza – por supuesto, para algunos de nosotros aquí, eso no es demasiado difícil de adivinar – pero lo que Jesús está diciendo es que Dios nos conoce a nosotros y a nuestras circunstancias íntima y detalladamente, y él se preocupa muchísimo por nosotros. Jesús dice tres veces en este Evangelio: "No tengan miedo." Tanto Jesús como Jeremías nos están asegurando hoy que el cuidado amoroso de Dios estará siempre con nosotros – pase lo que pase.

Pues, se me hace que nuestras lecturas señalan dos cualidades esenciales de nuestro Dios: según Jeremías, Dios es un guerrero poderoso que está a nuestro lado. Y, según Jesús, Dios es un padre amoroso que nos conoce íntimamente y se preocupa para nosotros. Yo diría que éstas son dos cualidades esenciales de un buen padre cualquiera, 
sea Dios padre o un padre humano. 

Así que, en este Día de los Padres, quiero agradecerles a ustedes padres y figuras paternas que al menos intentan mostrar estas cualidades en sus vidas: la fuerza, dedicación y responsabilidad de un guerrero poderoso que protege, guía y apoya a sus hijos y a los demás que dependen de ustedes. Y también gracias por preocuparse por los demás y por mostrar ternura, gentileza, paciencia y amor cuando se necesitan. 

O sea, ¡gracias por no ser padres machos panzones, sino padres y hombres verdaderos! 
Y, si estás faltando en alguno de los aspectos anteriores, esfuérzate para desarrollarlo en tu vida. Mis hermanos y hermanas, como discípulos de Jesús, la vida no siempre será fácil. Al igual que Jeremías, tendremos crisis de fe al enfrentar nuestras propias faltas y fracasos, así como la maldad de otros. Lo único que nos ayudará salir adelante es mantener fe y confianza en nuestro Dios amoroso y creer y decir con el profeta Jeremías: "El Señor está a mi lado".

Así que, quiero que ustedes repitan el refrán: “pero el Señor está a mi lado” después de cada frase que sigue:
Hay racismo y prejuicio contra los inmigrantes…pero el Señor está a mi lado.
Hay brutalidad y abuso de poder en nuestra sociedad…pero el Señor está a mi lado.
La pandemia ha impactado mi bienestar…pero el Señor está a mi lado.
He perdido mi trabajo…pero el Señor está a mi lado.
He perdido un ser querido…pero el Señor está a mi lado.
Alguien me hirió…pero el Señor está a mi lado.
Tengo problemas…pero el Señor está a mi lado.
Tengo un futuro incierto……pero el Señor está a mi lado.

Hermanos y hermanas, el Señor está a nuestro lado, ¿Amén? ¡Amén!