St. Dominic Catholic Church

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Homilies


La Santidad Es para Todas las Familias 2020-12-27 P. Roberto

 

 

Homilía para la Sagrada Familia – Año B
P. Roberto Corral, OP
Iglesia de Santo Domingo, Los Ángeles, CA
27 diciembre 2020

Título: Hacer que Tu Familia Sea Santa
Tema: Dios quiere que hagamos nuestro mejor esfuerzo para que nuestra familia sea santa.
Lecturas: Sirácides 3, 2-6, 12-14; Colosenses 3, 12-21; Lucas 2, 22-40

Hace varios años, leí una historia triste en el periódico. Fue una entrevista con un hombre que había estado en prisión durante muchos años. Habló de su niñez y adolescencia terrible de pobreza y abuso y de su vida de crimen. Pero cuando se le preguntó cuál era el día pero de toda su vida difícil, el contestó que el peor día de su vida no fue cuando él era un niño ni cuando lo aprehendieron y fue enviado a la prisión. Ni siquiera fue cuando su esposa lo dejó. 

Su peor día fue cuando él estaba paseándose en el patio de la prisión y vio a un hombre joven, recién llegado a la prisión, mirándolo y mirándolo. Pensaba que el joven quería pelear con él o algo al estilo, por lo que se acercó a él y le preguntó agresivamente por qué lo estaba mirando. 
El joven le respondió: "Te estoy mirando porque tú eres mi papá." 

Esas palabras golpearon al hombre mayor tanto como un rayo. Él fue devastado no solo porque no había reconocido a su propio hijo; Sino, peor todavía, se dio cuenta en ese momento de que no sólo había estropeado su propia vida, sino que también había causado que su propio hijo también estropeara la suya. Se dio cuenta demasiado tarde de lo importante que es la vida familiar y cómo había fallado por no haber dado a su hijo y a su familia el cuidado y el ejemplo que habían necesitado de él.

Esta historia sirve para recordarnos que, para bien o para mal, nuestra familia es donde casi todos nosotros aprendemos sobre la vida y las relaciones; es donde formamos nuestra identidad y nuestros valores y aprendemos sobre el bien y el mal, lo correcto e incorrecto; es donde aprendemos a tomar decisiones en nuestras vidas. Podemos aprender cosas buenas en nuestras familias, y podemos aprender cosas malas en ellas. 

Así que la pregunta que quiero hacer a todos ustedes hoy es ¿qué es lo que tú llevas, qué es lo que tú das a tu familia? ¿Cómo estás ayudando a que tu familia sea mejor, más fuerte y más amorosa? En otras palabras, ¿cómo estás ayudando para que tu familia sea más santa? Obviamente, los padres tienen el papel primordial en la creación de una vida familiar saludable, 
pero todos los miembros de la familia tienen la responsabilidad de ayudar a hacer de su familia una familia santa.

Hoy celebramos la fiesta de la Sagrada Familia, y el Señor nos invita a mirar a la vida familiar de Jesús, María y José y ver lo que podemos aprender de ellos. ¿Qué es lo que hizo santa a la Sagrada Familia? Pues hoy quiero hablar de tres cosas que la Sagrada Familia puede enseñarnos acerca de la santidad y cómo podemos llevar la santidad a nuestras propias familias.

Lo primero que la Sagrada Familia nos enseña acerca de la santidad es que es un proceso de altas y bajas. 
La santidad requiere tiempo y no hay camino corto o fácil para lograrla. Podemos pensar que la Sagrada Familia era completamente diferente a nosotros. Tendemos a idealizarla e imaginarla llevando una vida de total felicidad y perfección lejos de la realidad y del desorden de nuestra propia vida familiar. Pero la verdad es que Jesús, María y José eran humanos como tú y yo. 
Por lo tanto, experimentaron la decepción, confusión, frustración, incertidumbre, la duda, el dolor e incluso la ira al igual que nuestras familias porque ninguna de estas emociones es un pecado por sí misma. Ellos sufrieron y lucharon en algunas de las mismas maneras que nosotros en nuestras familias y en nuestras vidas. 

Su santidad no era automática sólo porque eran la Sagrada Familia; ellos también tuvieron que trabajar duro para ser santos al igual que nosotros. Así, la Sagrada Familia nos enseña que podemos hacer más santas a nuestras familias por manejar las luchas y los sufrimientos de la vida familiar con amor, paciencia y perdón como lo hicieron ellos. A veces tendremos éxito y a veces fallaremos porque la santidad es un proceso de altibajos.

En segundo lugar, la Sagrada Familia nos enseña que la santidad se trata más bien de lo ordinario que de lo espectacular. 
Sí, es cierto que había momentos espectaculares en la vida de la Sagrada Familia, por ejemplo, cuando fueron visitados por ángeles y por los reyes magos, y, como en el Evangelio de hoy, cuando personas totalmente extrañas dieron profecías sorprendentes sobre sus vidas; sin embargo, en su mayor parte, su vida familiar era normal y semejante a la nuestra. Por ejemplo, ¿recuerdan cuán sorprendida era la gente de Nazaret, su propio pueblo, cuando Jesús les predicó en la sinagoga, al comenzar su ministerio público? Se sorprendieron precisamente porque Jesús, María y José habían parecido ser una familia ordinaria viviendo entre ellos.

De la misma manera, nuestra santidad ocurre principalmente en formas ordinarias y no espectaculares. Dios está presente en todos los aspectos de la vida ordinaria y cotidiana de la familia: cuando toman el tiempo para orar, leer la Biblia e ir a Misa juntos, ésa es la santidad. Pero también puede ser la santidad cuando van al trabajo o a la escuela; o cuando están preparando la cena, lavando los trastes o la ropa o trabajando en el jardín; o cuando están haciendo la tarea, jugando, cambiando los pañales  o yendo de compras. Cada una de estas actividades ordinarias puede ser un momento de santidad. Otra vez, Dios está en el día a día, mucho más que en el espectacular. Lo ordinario puede ser muy santo. 

Así que la Sagrada Familia nos enseña que podemos hacer más santas a nuestras familias por hacer con amor aún las cosas ordinarias y pequeñas y por ser conscientes de que Dios está con nosotros en los acontecimientos y momentos ordinarios de nuestra vida cotidiana.

Por último, la Sagrada Familia nos enseña que la santidad viene últimamente de entregarse a la voluntad de Dios. 
Por ejemplo, María sacrificó sus sueños de una vida pacífica y tranquila en Nazaret para ser la madre de Jesús; José tomó a María como su esposa a pesar de que ya estaba embarazada, y sabía que él no era el padre del niño. Y nunca tuvo relaciones sexuales con María a largo de su matrimonio. Jesús, por supuesto, dio su vida por nosotros en la cruz. 

Todos ellos hicieron éstos y otros grandes sacrificios una y otra vez durante todas sus vidas con el fin de seguir la voluntad de Dios. Esta es quizás la lección más importante que nos enseñan: 
la santidad implica, más que nada, entregar nuestras vidas a Dios. Así que la Sagrada Familia nos enseña que podemos hacer más santas a nuestras familias por hacer a Dios la prioridad en nuestras vidas, por buscar su voluntad y por estar dispuestos a sacrificarnos por el bien de los otros en nuestra familia.

Entonces en resumen, hoy aprendemos de la Sagrada Familia que la santidad: 
es un proceso de altibajos;
se encuentra principalmente en los momentos ordinarios;
se trata últimamente de entregar nuestras vidas a Dios. 

Sea como sea nuestra familia – con sus bendiciones y con sus luchas – es donde Dios nos ha puesto para crecer en santidad nosotros mismos y también para ayudar a los miembros de nuestra familia a crecer en santidad. Seguramente tu familia no es perfecta, y puede ser que no sea la familia que habrías elegido si tuvieras la opción, pero es tu familia, y es allí donde Dios te da el reto de trabajar por tu santidad cada día. 

Nuestras familias pueden ser familias santas, y Dios quiere que pongamos nuestra parte, que hagamos nuestro mejor esfuerzo para que nuestra familia se haga mejor, más fuerte, más amorosa, en otras palabras, para que nuestra familia sea santa.