St. Dominic Catholic Church

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Homilies


La Voz del Buen Pastor 2022-5-8 P. Roberto

Homilía para el 4° Domingo de Pascua + Día de las Madres – Año C
P. Roberto Corral, OP
Iglesia Sto. Domingo, Eagle Rock, CA
8 de mayo de 2022

Título: La Voz del Buen Pastor
Tema: De todas las voces que nos hablan, debemos escuchar y seguir la voz de Jesús el Buen Pastor.
Lecturas: Hechos 13, 14, 43-52; Apocalipsis 7, 9, 14b-17; Juan 10, 27-30

Yo creo que ustedes estarían de acuerdo conmigo cuando les digo que hay muchas voces que nos hablan cada día: las voces de nuestra familia, amigos, maestros, entrenadores, jefes, compañeros de trabajo, vecinos; voces en nuestros teléfonos, en la televisión, la radio, las redes sociales, el Internet; voces de nuestro gobierno, de la Iglesia y de otras instituciones. Luego, aparte de todas esas voces que nos llegan desde “allá afuera” todos los días, también están las voces que nos llegan desde “aquí adentro”, es decir, las voces en nuestra cabeza y en nuestro corazón.

Esas son muchas voces que escuchamos cada día. Y una de nuestras tareas diarias más importantes es decidir cuál de estas voces escucharemos o no escucharemos, cuáles de estas voces son verdaderas, y cuáles son útiles o no útiles para nosotros. Y, lo más importante, para nosotros como cristianos, necesitamos discernir cuál, de todas estas voces, es la voz de Dios que nos está hablando.

El Cuarto Domingo de Pascua de cada año se llama “Domingo del Buen Pastor” porque el Evangelio de este día siempre se trata de que Jesús es nuestro buen y amoroso pastor. En el Evangelio de hoy, Jesús nos dice que uno de sus deberes importantes como nuestro Buen Pastor es hablarnos. De hecho, nuestro Evangelio de hoy comienza con estas cinco palabras: “Mis ovejas escuchan mi voz”. En primer lugar, es una bendición que Jesús quiera hablarnos, no solo de vez en cuando, no solo cuando somos buenos, no solo cuando estamos en la iglesia; más bien, ¡nos habla todo el tiempo! La pregunta es, ¿estamos tú y yo escuchando su voz, la voz del Buen Pastor? Como dije antes, hay tantas voces “allá afuera” y “aquí adentro” que nos hablan; y, de todas esas voces, la voz de Jesús, el Buen Pastor, es la voz más importante que debemos escuchar y seguir en nuestras vidas. Entonces, de todas esas voces a nuestro alrededor y dentro de nosotros, ¿Cómo sabemos cuál es la voz del Buen Pastor?

Bueno, una de las muchas bendiciones de ser católico es que nuestra Iglesia ha existido durante 2000 años, y, durante ese tiempo, hemos acumulado mucha experiencia y sabiduría con respecto a escuchar la voz de Jesús. Por ejemplo, nuestra Iglesia Católica nos enseña que Jesús, por medio del Espíritu Santo, nos habla, de manera más importante y directa, a través de nuestra conciencia, que es la voz de Dios en lo más profundo de nuestro corazón. Jesús suele hablar a nuestra conciencia de cinco maneras:
a través de nuestra oración, a través de la Biblia, a través de nuestra Iglesia Católica y sus enseñanzas, a través de nuestros seres queridos, y a través de las circunstancias de nuestra vida. En mi mensaje en el boletín de hoy, describo brevemente cómo Jesús nos habla en cada una de esas cinco formas, así que no las repasaré en este momento.

Más bien, de lo que quiero hablar ahora es de lo que creo que nos dice el Buen Pastor cuando nos habla. Creo que Jesús nos dice muchas cosas, pero lo primero y más importante que Jesús nos dice a ti y a mí todos los días son las tres palabras: “Yo te amo”. Simple y directo; nos lo dice todo el tiempo en lo más profundo de nuestro ser: “Yo te amo”. No importa quién seas o dónde estés, no importa lo que esté pasando en tu vida, no importa lo que hayas hecho o debías haber hecho o no debías haber hecho,
y, lo escuches o no, Jesús te está diciendo, una y otra vez, “Yo te amo”. Jesús te está diciendo eso ahora mismo; ¿puedes escucharlo? Te invito a cerrar los ojos por unos segundos e imaginarlo diciéndote eso en este momento en tu corazón: “Yo te amo”.

Ahora, bien, creo que Jesús, en este momento, le está diciendo “yo te amo” a Vladimir Putin. Me imagino que Jesús también está tratando de decirle muchas otras cosas;
cosas que son desafiantes, cosas que Vladimir Putin no quiere escuchar y probablemente no esté escuchando. Pero, de todos modos, Jesús le está hablando, y lo más importante que Jesús le está diciendo es: “Yo te amo”. Y lo mismo vale para todos: 
Jesús habla al corazón de cada persona en el mundo, diciendo “Yo te amo”; se lo dice a las personas sin techo que andan en las calles, a los pequeños bebés no nacidos en el seno de su mamá, y a los ancianos con Alzheimer, a los inmigrantes legales y a los inmigrantes ilegales, a las parejas católicas casadas por la Iglesia y a las que no lo están, a los republicanos y a los demócratas, a las víctimas de delitos violentos y a los autores de esos mismos delitos violentos, a los generosos y a los egoístas, a la gente de fe y a los ateos, y así sucesivamente.

Y lo segundo que creo que Jesús nos dice a ti, a mí y a todos todo el tiempo son tres otras palabras: “Tú eres hermoso”. El mundo puede decirte lo contrario; tú mismo puedes pensar lo contrario; lamentablemente, tal vez algunos de tus familiares, las redes sociales, los acosadores en la escuela o el trabajo, las personas a las que no les agradas puedan decirte que eres feo, pecador, estúpido, inútil, un error, etc. Pero Jesús, el Buen Pastor, dice la verdad, y él te dice: "Tú eres hermoso." Si eres heterosexual, gay, lesbiana o transgénero o no estás seguro de quién o qué seas, Jesús te dice una y otra vez: “Eres hermoso tal como eres; eres único, eres especial, tienes mucho que dar y mucho por lo que vivir. Eres hermoso y te amo."

Una de las mejores maneras en que podemos escuchar a Jesús decir estas cosas tiernas, importantes y afirmativas a nosotros es en la oración. Jesús nos habla con mayor frecuencia en susurros silenciosos en lo profundo de nuestros corazones. El Primer Libro de los Reyes en el Antiguo Testamento lo llama “el murmullo de una suave brisa”. Por eso la forma más profunda de oración es el silencio. Por lo tanto, trata de dedicar un tiempo diario en el que apagues todos los dispositivos electrónicos; apaga todo el ruido y ve a un lugar tranquilo. Y, cuando rezas, por favor, no pases todo tu tiempo de oración hablando, diciendo oraciones o leyendo un libro devocional o incluso la Biblia. Dedica al menos algún tiempo simplemente a estar en silencio, haciendo nada más que descansar en la presencia del Señor y escuchar su voz en tu corazón.

En este Día de las Madres quiero terminar por hablar con ustedes madres, abuelas, madrinas, tías, hermanas, maestras, entrenadoras, mentoras y todas ustedes mujeres que han cumplido el papel de madre por los demás. Gracias. Gracias. Gracias. Me doy cuenta de que no todos hemos tenido una buena relación con nuestra madre; sin embargo, a menudo es nuestra madre, u otra mujer que toma el papel de figura materna, quien es la persona clave para afirmar, apoyar, animar, amar y cuidarnos. 
Gracias, mujeres, por su entrega, amor, paciencia y perseverancia en ser tantas veces la voz de Jesús, el Buen Pastor, para nosotros, y, para todos aquellos que te necesitan y te admiran. Feliz día de las madres a todas ustedes.

Hermanos y hermanas, que todos escuchemos y sigamos la voz de Jesús, el Buen Pastor, en nuestras vidas.