St. Dominic Catholic Church

Homilies

Toca Las Llagas de Jesús 2020-4-19 Domingo 2 de Pascua P. Roberto

Homilía para el 2º Domingo de Pascua 
(Domingo de la Divina Misericordia)
Padre Roberto Corral, OP
Iglesia de Santo Domingo, Los Ángeles, CA
19 de abril de 2020

Título: Toca las Llagas de Jesús
Tema: Nuestra fe debe basarse en un encuentro personal con el Salvador herido y resucitado.
Lecturas: Hechos 2, 42-47; 1 Pedro 1, 3-9; Juan 20, 19-31

A lo largo de mis años como sacerdote, muchas personas me han dicho que iban a la iglesia cuando eran más jóvenes, a menudo con su madre, abuela o familia, pero ahora que son adultos solo van a la iglesia de vez en cuando o definitivamente ya no van. Podría haber varias razones por las cuales se hayan alejado de su fe y de la Iglesia Católica. Pero yo diría que una gran razón es que nunca hicieron suya la fe que practicaban cuando eran más jóvenes. Era más bien la fe de su abuela, o la fe de su madre, o la fe de su familia o la fe de su maestra o la fe del sacerdote; pero nunca se convirtió en su propia fe; o sea, nunca se adueñaron de su propia fe.

Hay un dicho que dice que Dios no tiene nietos; Él solo tiene hijos. Lo que quiere decir es que todos debemos tener nuestra propia relación personal y directa con Dios como sus hijos. No podemos tener una relación indirecta con Dios que se base en la fe de otra persona; tiene que ser nuestra propia fe y nuestra propia relación personal con Dios. Cuando yo me hice sacerdote, mis hermanos bromeaban que iban a aferrarse a mis pies cuando Dios me suba al cielo para así llegar también al cielo ellos. Bueno, en primer lugar, no hay garantía que yo vaya a llegar al cielo. Pero aún si yo llegara al cielo, ellos no podrían llegar por mis méritos. Todos tendremos que rendir cuentas por nuestras propias vidas; todos somos responsables por nuestra propia salvación y fe.

Todo esto me lleva al muy conocido Evangelio de hoy. A Tomás el apóstol se le ha dado una mala reputación a través de los siglos como un escéptico porque dudó que Jesús hubiera resucitado; y es cierto que dudó. Sin embargo, desde otra perspectiva, yo diría que él es un buen ejemplo para nosotros porque él no quería depender de la palabra y de la fe de los otros apóstoles que Jesús había resucitado; él mismo quería experimentar al Jesús resucitado. Él quería tener su propia fe; no la de los otros apóstoles. 

Entonces, Jesús regresa la siguiente semana y Tomás lo ve cara a cara. Para Sto. Tomás, este encuentro con Jesús es muy personal y físico. Jesús le dice a Tomás que ponga sus dedos, e incluso toda su mano, en sus llagas. ¿Por qué? Para que Tomás pudiera experimentar física y personalmente a Jesús como el Señor crucificado y resucitado y no dudara más. Pero Jesús también lo hizo para mostrarle a Tomás y a todos los apóstoles que esto es lo que el amor verdadero hace a uno: te hiere. Por lo tanto, Jesús está invitando a Tomás y a sus compañeros apóstoles a tener el mismo tipo de amor que llevó a Jesús a la cruz y a la resurrección: un amor sacrificial que los herirá pero también los conducirá a una nueva vida.

Mis hermanos y hermanas, en este Domingo de la Divina Misericordia, Jesús nos pide a cada uno de nosotros que lo encontremos personalmente, cara a cara, y toquemos sus llagas, como Tomás, para recibir su divina misericordia y amor personal y directamente a través de nuestra propia fe, no a través de la fe de tu abuela, o la fe de tu cónyuge o pareja, no a través de la fe de tus padres o la fe de Sor Lidya o la fe del Papa, sino a través de tu propia fe. Toca sus llagas y reconoce que tus pecados contribuyeron a poner esas heridas allí. Pero sobre todo para comprender cuánto nos ama y cuán grande es su divina misericordia y amor.

Luego, ojalá, después de tocar las llagas de Jesús, después de experimentar a Jesús cara a cara y corazón a corazón, puedas responder por caer de rodillas y, como Santo Tomás, proclamar "¡Mi Señor y mi Dios!"