St. Dominic Catholic Church

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Homilies


Alegría Profunda y Duradera 2021-12-12 P. Roberto

 

 

Homilía del Tercer Domingo de Adviento – Año C
P. Roberto Corral, OP
Iglesia De Santo Domingo, Los Ángeles, CA
12 de Diciembre de 2021

Título: Alegría Profunda y Duradera
Tema: Tenemos una alegría profunda y duradera porque Nuestra Señora de Guadalupe nos lleva al Dios que está enamorado de nosotros.
Lecturas: Sofonías 3, 14-18; Filipenses 4, 4-7; Lucas 3, 10-18

¿En algún momento, has estado enamorado de alguien; me refiero perdidamente enamorado? Es un sentimiento maravilloso, ¿no? Podrías pasar todo el día pensando en aquella persona, en su aspecto, su bondad, en estar junto a ella, y todos esos pensamientos te hace feliz. Me imagino que la mayoría de los aquí presentes hemos tenido ese sentimiento de estar enamorados. Pero les voy a decir que hay algo que es aún mejor que estar enamorado, 
y eso es el saber que alguien a quien amas está enamorado de ti. Eso es un gozo absoluto, dulce, extático, ¿no es así? ¡Hasta te dan ganas de bailar y cantar! Espero que todos los que tenemos la edad suficiente hayamos tenido ese tipo de experiencia en nuestras vidas.

Bueno, lo más importante que quiero decirles hoy es que Dios está enamorado de ti; no solo te ama, ¡está enamorado de ti! Si no me creen, permítanme volver a leerles lo que escuchamos hoy en nuestra primera lectura del Profeta Sofonías: “El Señor, tu Dios, tu poderoso salvador, está en medio de ti. Él se goza y se complace en ti; él te ama y se llenará de júbilo por tu causa, como en los días de fiesta”. Lo que Sofonías nos está diciendo hoy es que Dios está perdidamente enamorado de nosotros. Hay otra traducción bíblica que resalta esto con más fuerza: “Tu Dios está contigo...Él se regocijará por ti con cánticos felices, te renovará con su amor, bailará con gritos de alegría por ti como en un día de fiesta”. ¿Te imaginas a Dios bailando y cantando sobre ti? Si hay algo que aprendas de tu fe católica, espero que sea esto: 
Dios está locamente enamorado de ti; Dios baila y canta cuando piensa en ti. Y siempre está pensando en ti.

Hoy celebramos el domingo de Gaudete, el domingo de alegría. Y espero que te haga feliz hoy el saber que Dios está enamorado de ti, y que baila y canta cuando piensa en ti. Pero, en este momento, podrías estar pensando: "Bueno, si Dios me ama tanto, ¿por qué ha permitido esta pandemia? ¿Por qué dejó morir a mi ser querido? ¿Por qué estoy luchando económicamente? ¿Por qué no responde a mis oraciones?" etc. Esas son muy buenas preguntas y sentimientos muy normales de tener de vez en cuando. Y creo que la segunda lectura de hoy podría ayudarnos con ese tipo de preguntas y sentimientos.

La segunda lectura de hoy comienza con Pablo diciéndoles a los filipenses: “Alégrense siempre en el Señor; se lo repito: ¡alégrense!” Ahora, ¿saben desde dónde escribe Pablo esta carta? ¡Desde la prisión! No sé ustedes, pero si estuviera escribiendo una carta a alguien desde la prisión, no creo que hablaría de alegría. Además de eso, en este punto de su vida, 
Pablo había experimentado ser azotado con 39 latigazos cinco veces, ser golpeado con varas tres veces, ser apedreado una vez, ser naufragado tres veces – incluyendo pasar una noche y un día en el mar – ser traicionado, rechazado y abandonado en numerosas ocasiones, y pasar hambre, sed y frío en innumerables ocasiones. Y ahora, aquí está él, en la prisión, todavía diciendo: “¡Alégrense siempre en el Señor!” ¡Ojalá tuviera yo ese tipo de fe! 

Mis hermanos y hermanas, ustedes y yo vamos a sufrir en la vida a veces por nuestros propios errores, o por el maltrato de otros hacia nosotros, o porque la vida misma puede ser bastante difícil. Y eso significa que, a veces, tú y yo estaremos tristes, enojados, deprimidos, y cuestionando y luchando con nuestra fe. Estoy seguro de que Pablo también sintió todas esas emociones. No siempre seremos felices porque eso es parte de ser humano. Pero, lo que Pablo les está diciendo a los filipenses y a nosotros es que el gozo que tenemos en Jesús es mayor que todos nuestros sufrimientos. Porque el gozo de Jesús no es solo una emoción pasajera; es una alegría profunda en el centro de nuestro ser porque sabemos que de alguna manera Jesús, el Dios que baila y canta con alegría por nosotros, está con nosotros en medio de nuestro sufrimiento, en medio de las tinieblas. ¿Amén? ¡Amén!

Ahora, tenemos otra razón para estar felices hoy porque también estamos celebrando a Nuestra Señora de Guadalupe. En este día en 1531, se apareció a Juan Diego por última vez y le reveló su imagen milagrosa. Todos sabemos la historia. Ella trajo alegría, no solo a un indígena pobre, sino que trajo alegría a todo un pueblo vencido que estaba siendo oprimido y esclavizado. En unos pocos años llevó a millones de personas a Jesús a través de la fe católica. 
Y, hasta el día de hoy, continúa alegrando a tantas personas en nuestro mundo. ¿Por qué tanta gente viene a la iglesia el 12 de diciembre de cada año? Es posible que no asistan a Misa ningún otro día, pero se levantan temprano y asisten a Misa hoy. 

¿Por qué hacemos tantos sacrificios para honrarla? Porque ella nos trae alegría. No importa cuán difícil sea nuestra situación, no importa cuán incierto sea nuestro futuro, celebramos a Nuestra Señora de Guadalupe porque ella nos trae la alegría de saber que somos amados, 
la alegría de saber que ella es nuestra madre, la alegría de saber que ella nos trae a Jesús, al Dios que baila y canta sobre nosotros con alegría.

Por eso, hermanos míos, hoy, en este domingo de Gaudete, en este domingo de alegría, 
vivamos con corazones alegres como San Pablo, como el profeta Sofonías, como Juan Diego, como hijos de Nuestra Madre de Guadalupe, y como fieles seguidores de Jesús nuestro Señor, 
a pesar de las tinieblas, a pesar de las dificultades que enfrentamos, a pesar de las incertidumbres del futuro, proclamemos juntos: ¡Viva la alegría! ¡Viva la Virgen de Guadalupe! ¡Viva la Morenita! ¡Viva la Reina de las Américas! ¡Viva Cristo Rey! ¡Vivo nuestro Dios Altísimo!