Homilies
Inhalar y Exhalar Cuaresma1 2020-3-1 P. Roberto
Homilia para el Primer Domingo de Cuaresma – Año A
P. Roberto Corral, OP
Iglesia de Santo Domingo, Los Angeles, CA
1 de marzo de 2020
Título: Inhalar y Exhalar
Tema: Inhalar y exhalar espiritualmente ayuda a Dios a darnos un nuevo corazón.
Lecturas: Génesis 2,7-9,3:1-7; Romanos 5,12-19; Mateo 4,1-11
Todos los seres humanos tenemos algo muy importante en común. Es algo que todos hacemos todos los días. De hecho, lo hacemos miles de veces al día. ¿Qué es? ¡Todos respiramos! Los niños mayores y los adultos, cuando descansan, generalmente respiran entre 12 y 20 veces por minuto. En el transcurso de un día, ¡eso suma a 17,000-30,000 respiraciones por día! ¡Esas son muchas respiraciones! Y, cuando estamos activos, respiramos aún más, hasta 50,000 veces al día o más. Entonces, ahora mismo, para enfatizar cuán importante es la respiración para nosotros, me gustaría que todos ustedes exhalen el aire de sus pulmones y no respiren por unos segundos…Bien, ahora pueden respirar de nuevo. Solo podemos aguantar poco tiempo antes de tener que inhalar otra vez. Inhalar es esencial para nuestra vida, ¿no? Y lo contrario también es cierto: también tenemos que exhalar para sobrevivir. Para mostrarles esto, quiero que todos inhalen y retengan el aire durante unos segundos. Muy bien, ahora pueden exhalar de nuevo. Una vez más, en algún momento todos tendemos que exhalar para dejar espacio en nuestros pulmones para nuestra próxima inhalación. Mi punto es que inhalar y exhalar son esenciales para nuestro bienestar físico.
Bueno, lo mismo es cierto para nuestro bienestar espiritual: tenemos que "inhalar" y "exhalar" espiritualmente para estar espiritualmente sanos. ¿Qué significa inhalar espiritualmente? Significa llenarnos de Dios y de las cosas de Dios. Significa llenar nuestros corazones, mentes y almas de cosas que nos nutren espiritualmente, como la oración, leer las Escrituras, venir a Misa, recibir los sacramentos y hacer actos de bondad para los demás. Todas esas cosas son como inhalar oxígeno para nuestros corazones, mentes y almas; nos sostienen y nos ayudan a crecer y a prosperar espiritualmente. Pero, además de eso, tenemos que "exhalar" espiritualmente que significa vaciarnos de nosotros mismos, por soltarnos de cosas de menor importancia, o de cosas que pueden ser distracciones o incluso obstáculos para nuestras vidas espirituales. Al igual que en nuestra respiración física, tenemos que exhalar espiritualmente para hacer espacio en nuestros corazones, mentes y almas para nuestra próxima inhalación espiritual. Continuamente tenemos que vaciar nuestros corazones, mentes y almas para que Dios pueda llenarnos.
En este Evangelio muy conocido, Jesús nos muestra que él también tenía que inhalar y exhalar espiritualmente en su vida. Así, él va al desierto y reza por cuarenta días y noches. De esta manera, él "inhala" espiritualmente orando y quedándose en comunión con el Padre. Se enfoca más intensamente en su relación con el Padre durante este tiempo y alimenta su corazón, mente y alma. Pero Jesús también ayuna durante esos cuarenta días en el desierto. Al hacer esto, él "exhala" espiritualmente vaciándose físicamente de comida para poder también vaciar su corazón y hacer más espacio para la fuerza, el coraje, la inspiración y la paz que el Padre quiere darle. Tanto su inhalación como su exhalación le dan la fuerza para enfrentar y superar las tentaciones del diablo.
Pues, nuestra iglesia católica, a través de los siglos ha acumulado la sabiduría para proveernos esta temporada de Cuaresma cada año y nos invita a imitar a Jesús por "ir al desierto", por así decirlo. En otras palabras, estamos llamados a enfocarnos en nuestra vida espiritual como Jesús durante los próximos cuarenta días. Durante esta Cuaresma, debemos mantener la idea de inhalar y exhalar en nuestras mentes. Entonces, por ejemplo, durante la Cuaresma podemos "exhalar" al renunciar a algo como el chocolate, ver la televisión o alguna otra actividad, comida o bebida favorita. Este sacrificio de algo que disfrutamos es una forma de vaciarnos de nosotros mismos y nos muestra que podemos vivir sin esas cosas que pensamos que eran tan importantes, y nos recuerda de nuestra hambre y necesidad de Dios. Al mismo tiempo, no podemos olvidar que siempre necesitamos llenar el vacío que hemos creado al sacrificarnos por "inhalar" espiritualmente haciendo algo para nutrir nuestros corazones, mentes y almas. Por ejemplo, podemos hacer algún acto de bondad, hacer un retiro, venir a Misa con más frecuencia, leer la Biblia, hacer actos de bondad para el prójimo, decir algunas oraciones adicionales, etc.
La razón por la que hacemos todas estas cosas durante la Cuaresma es para que Dios cambie nuestros corazones, para que Dios nos dé un corazón nuevo. De hecho, este año, el lema de Cuaresma de nuestra parroquia es "Dame un Nuevo Corazón". Como pueden ver en la primera página de los folletos que recibieron cuando entraron en el templo, hay una imagen de un corazón dividido en diferentes piezas. Es una imagen de la triste realidad de que nuestros corazones a veces son divididos, endurecidos, equivocados y quebrantados por nuestra pecaminosidad, apatía y malos hábitos. Cada semana durante la Cuaresma, vamos a ver las Escrituras, sobre todo los evangelios y ver cómo pueden inspirarnos a cambiar nuestro corazón. Más específicamente, los retaremos a realizar las prácticas católicas tradicionales de Cuaresma que están en la imagen en sus folletos de oración, ayuno y limosna. Son tres formas importantes de inhalar y exhalar espiritualmente. En la tabla en la parte posterior de los folletos pueden ver algunas ideas sobre cómo realizar estas prácticas.
La cosa es que, en última instancia, el proyecto de Dios para cada uno de nosotros a lo largo de nuestras vidas es darnos un corazón nuevo que es más como el suyo. Y ese es también el objetivo final de nuestra inhalación y exhalación espiritual, especialmente durante esta temporada de Cuaresma. Dios quiere darnos un corazón nuevo por hacer íntegros nuestro corazón dividido, otorgar compasión a nuestro corazón endurecido, sabiduría a nuestro corazón equivocado y sanación a nuestro corazón quebrantado por nuestros propios pecados, apatía y malos hábitos. Mis hermanos y hermanas, durante esta temporada de Cuaresma, inhalemos llenándonos de Dios y de las cosas de Dios, y exhalemos vaciándonos de nosotros mismos para que Dios pueda llenarnos más de sí mismo y darnos un corazón nuevo.
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