St. Dominic Catholic Church

2002 Merton Ave | Los Angeles, CA 90041 | (323) 254-2519

Homilies


Compartir Nuestro Tesoro con los Demás 2022-7-31 P. Roberto

 

 

Homilía para el 18° Domingo del Tiempo Ordinario – Año C
Iglesia Santo Domingo, Eagle Rock, CA
31 de agosto de 2022

Título: Compartir Nuestro Tesoro Con los Demás
Tema: Estamos llamados a compartir nuestro tesoro con los demás, no solo a guardarlo para nosotros mismos.
Lecturas: Eclesiastés 1, 2; 2, 21-23; Colosenses 3, 1-5; 9-11; Lucas 12,13-21

En 1995 fui asignado a nuestra parroquia dominicana en San Francisco; también se llama Sto. Domingo, y es una de las iglesias más hermosas de California y más allá. Es una bella iglesia neogótica que es el doble de alta que nuestra iglesia aquí, el doble de larga, tiene capacidad para más de 1,000 personas, y tiene hermosos vitrales, mármol y madera tallados a mano en toda la iglesia. Después de haber estado allí unos meses, estaba hablando con una de nuestros feligreses afroamericanos cuya familia había estado en la parroquia durante muchos, muchos años. y ella me dijo que, cuando era una niña a principios de la década de 1960, a ella y a su familia no se les permitía asistir a misa en Sto. Domingo a pesar de que eran católicos. Ella dijo que tenían que ir a misa a otra iglesia católica a unas pocas cuadras de Sto. Domingo que fue construida para los católicos negros del vecindario. Esa otra iglesia era un edificio sencillo, de una sola planta y muy poco atractivo.

Estaba yo aturdido. Me costaba creer que los católicos fueran tan descaradamente racistas;
era especialmente difícil de creer que algunos de mis propios hermanos dominicos permitieran que a los católicos afroamericanos se les prohibiera entrar a la hermosa iglesia de Sto. Domingo y se les obligara a ir a una iglesia pequeña, fea y separada. Esos buenos y devotos católicos blancos y mis hermanos dominicos construyeron para sí mismos una hermosa iglesia que era y sigue siendo un verdadero tesoro arquitectónico y un tesoro para los católicos en San Francisco. Pero, al mismo tiempo, se habían construido un granero cómodo y seguro; un enclave cómodo y seguro en su iglesia "solo para blancos".

Para mí, este es el mismo tipo de pensamiento ensimismado y exclusivo que Jesús está condenando en la parábola del Evangelio de hoy sobre el hombre rico que piensa solo en sí mismo cuando tiene una cosecha abundante. Construye graneros nuevos y más grandes donde puede almacenar para sí mismo un tesoro cómodo y seguro: un tesoro que consiste en un futuro donde tendrá más que suficiente para sí mismo. Jesús lo condena por no pensar siquiera en cómo podría compartir su tesoro con los demás.

Hoy, me gustaría que todos los que estamos aquí consideremos cómo podemos compartir nuestro tesoro con los demás: el tesoro de nuestra fe católica, el tesoro de esta hermosa iglesia de Santo Domingo y, sobre todo, el tesoro de nuestro espíritu comunitario, nuestro amor y acogida. Me gustaría que compartiéramos estos tesoros con unas personas que, a veces, han sido incomprendidas, rechazadas y excluidas por la Iglesia Católica, por parroquias individuales, por laicos, sacerdotes, hermanas religiosas y obispos, e incluso por sus propias familias.

Estoy hablando de la comunidad LGBTQ. LGBTQ es un acrónimo que quiere decir Lesbiana Gay Bisexual Transgénero y Queer. Me imagino que la mayoría de nosotros conocemos a personas de esta comunidad porque son miembros de nuestras propias familias, se encuentran entre nuestros amigos, vecinos, compañeros de trabajo o de escuela, y ciertamente han estado en las noticias en los últimos años. Ahora, soy consciente de que hay algunas personas en la comunidad LGBTQ que son muy anticatólicas e incluso han atacado a la Iglesia públicamente;
pero muchos de ellas no son así.

Y, me enorgullece decir que, desde marzo, hemos tenido una reunión del grupo de apoyo LGBTQ aquí en Sto. Domingo. Algunos de ustedes recordarán que hubo otro grupo similar que se reunía aquí a principios de la década de 2000 durante varios años. Nuestro grupo actual ha sido una bendición para mí personalmente al enseñarme sobre la vida y el catolicismo desde su experiencia ,y son una bendición para esta parroquia porque están tratando sinceramente de vivir sus vidas desde una perspectiva de fe. Algunos miembros del grupo son personas LGBTQ, mientras que otros son padres, hermanos o amigos de estas personas. Algunos son católicos y otros no; pero lo más importante, son personas buenas, cariñosas y gentiles que se apoyan mutuamente en este camino difícil.

Les he pedido a algunos miembros de nuestro grupo de apoyo LGBTQ que hablen en nuestras Misas hoy para compartir con nosotros un poco sobre sus vidas, sus luchas y su fe. Entonces, en este momento, me gustaría invitar a Laura Cerda. a que se presente y comparta su experiencia con nosotros...

…después del orador, termina con lo siguiente si hay tiempo:

En la segunda lectura de hoy, San Pablo nos dijo: “En este orden nuevo ya no hay distinción entre judíos y no judíos, israelitas y paganos, bárbaros y extranjeros, esclavos y libres,
sino que Cristo es todo en todos.” En la época de San Pablo, esas habían sido grandes distinciones utilizadas para dividir a las personas entre sí en la religión judía y en el Imperio Romano. Creo que lo que Pablo les está diciendo a los cristianos de entonces y a nosotros ahora es que esas divisiones y distinciones entre las personas han sido borradas por el amor de Jesús y por su sacrificio en la cruz. Hoy yo añadiría que no hay blanco o negro o latino, católico o protestante, musulmán o judío, hombre o mujer, LGBTQ o heterosexual; sino que Cristo es todo en todos.

Mis hermanos y hermanas, no podemos construir graneros de exclusión que nos separe de otros; en cambio, debemos compartir el tesoro del amor de Dios y de nuestra fe católica con todos porque todos son hijos e hijas de Dios. Todos son bienvenidos.