St. Dominic Catholic Church

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Homilies


Elegir Creer 2021-8-22 P. Roberto

 

 

Homilía para el 21er Domingo de Tiempo Ordinario - Año B
P. Roberto Corral, OP
Iglesia de Santo Domingo, Los Angeles, CA
22 de agosto de 2021

Título: Elegir Creer
Tema: Para que nuestra fe sea auténtica y significativa, debemos hacerla nuestra por elegir creer en Jesús y elegir ser católico.
Lecturas: Josué 24,1-2a, 15-17, 18b; Efesios 5,21-32; Juan 6,60-69

Durante los años 1991 a 95, yo fui asignado como un joven sacerdote para ayudar en una parroquia maravillosa en el norte de California. Luego, en 2008 tuve la bendición de regresar a esa parroquia, esta vez como párroco, y duré hasta 2018. Amaba esa parroquia, amaba a esa gente y amaba mi tiempo allí. Lamentablemente, en diciembre de 2017, mi Provincia Dominicana tomó la decisión difícil de retirarnos de esa parroquia y entregarla a la Diócesis. 
Los dominicos fundamos esa parroquia y habíamos estado allí durante 154 años, y yo había pasado casi la mitad de mis 30 años como sacerdote en esa parroquia. Y ahora la estábamos dejando...para siempre.

Como pueden imaginar, todos los feligreses se quedaron conmocionados y devastados; y para mí fue una verdadera muerte. Porque significó la muerte de mi visión para la parroquia, de lo que yo quería que ella llegara a ser; también fue la muerte de mi sentido de quién era yo como párroco, como sacerdote y como dominico. Empecé a pensar "¿por qué batallar tanto?" ¿Por qué esforzarme para intentar a hacer algo especial en cualquier parroquia? ¿Por qué dedicar tanto tiempo y energía a algo que no va a durar? Estuve deprimido, perdido y sin esperanza durante meses, y realmente luché en mi fe.

Estoy seguro de que muchos de ustedes han pasado por períodos similares en sus vidas en los que han sentido rodeados de oscuridad sin ninguna salida. Es en esos momentos difíciles que el Señor nos invita, muy pasito, a tomar una decisión: ¿confiaremos en él y lo seguiremos…o no? 
Esa elección fundamental se expresa en dos de nuestras lecturas de hoy.

En la primera lectura, Josué, quien dirigió a los israelitas después de la muerte de Moisés, reúne a su pueblo en un momento crucial. Los acaba de llevar a través del río Jordán a la Tierra Prometida después de vagar durante cuarenta años en el desierto. Y ahora, mientras ingresan a una tierra desconocida y a un futuro desconocido, rodeados de tribus hostiles que adoran a dioses paganos, Josué los desafía a tomar una decisión: ¿seguirán y servirán a los dioses paganos que los rodean, o seguirán y servirán al único, verdadero Dios que los había rescatado de la esclavitud en Egipto? Y luego, como un buen líder, les da un ejemplo al declarar su propia elección: "En cuanto a mí toca, mi familia y yo serviremos al Señor (Josué 24:15)". ¡Qué proclamación poderosa! Espero que todos puedan decir lo mismo en sus casas y en sus familias: 
"En cuanto a mí toca, ¡mi familia y yo serviremos al Señor!"

Luego, en el Evangelio de hoy, llegamos al final de la gran enseñanza de Jesús sobre ser el Pan de Vida que hemos escuchado durante las últimas semanas en la Misa. Jesús acaba de exponer algunas enseñanzas desafiantes sobre la Eucaristía, diciendo a sus discípulos que necesitan comer su carne y beber su sangre para tener vida eterna. Y, como algunos de ellos comienzan a murmurar contra él y esta enseñanza, él les dice que tienen que elegir si quieren seguir siendo sus discípulos o si quieren dejarlo. Lamentablemente, como escuchamos en el Evangelio de hoy, muchos de sus discípulos decidieron dejarlo allí mismo.

Hermanos y hermanas lo que quiero decirles hoy, es que si queremos tener una fe auténtica y significativa, también nosotros tenemos que tomar una decisión. Una y otra vez en nuestras vidas, tenemos que elegir si vamos a creer en Dios o no; si vamos a confiar y seguir a Jesús o no; si vamos a seguir siendo católicos o no. Y creo que es importante para todos hacer eso en nuestras vidas de vez en cuando. Es especialmente importante para la gran mayoría de nosotros que somos “católicos de cuna”, es decir, nacidos en esta religión sin haberla elegido. 
Nuestra fe nos fue transmitida por nuestros padres, abuelos u otras personas y, de alguna manera, nos fue impuesta sin que nosotros la escogiéramos. Entonces, hoy pregunto a cada uno de ustedes: ¿Eliges creer en Dios? ¿Eliges confiar y seguir a Jesús? ¿Eliges ser católico? 
No debemos pasivamente dar por sentada nuestra fe. En otras palabras, no se trata simplemente de ser católico; es cuestión de decidir, elegir y querer seguir siendo católico. 
¿Entienden la diferencia? 

Ahora, la cosa es que, para la mayoría de nosotros, habrá momentos en nuestras vidas en los que lucharemos por tomar esas decisiones, en los que lucharemos por creer, y cuestionaremos nuestra fe. Eso no es necesariamente algo malo porque puede ser parte del proceso de hacer que nuestra fe sea nuestra. Nuevamente, si quieres tener una fe auténtica y significativa, entonces, en algún momento, tienes que vivir tu propia fe, no la fe de tus padres o abuelos; no la fe de tu cónyuge o pareja o tus hijos; no la fe de tu maestra o catequista o la mía o la del Papa. Tienes que vivir tu propia fe. Tienes que hacer tuya tu fe por elegir creer, y esto a veces requiere que luches para tomar esa decisión.

Eso es precisamente lo que yo tuve que hacer hace tres años cuando dejé mi amada parroquia en el norte de California: tuve que “luchar con Dios” y con mi fe. Tuve que preguntar por qué, y expresar mi enojo, frustración y dolor al Señor. Bueno, afortunadamente, mi superior me dio ese verano libre para hacer exactamente eso y tratar de recomponerme. Al final de ese verano, aunque estaba un poco mejor, todavía estaba desorientado y dolido. Una vez más, muy amablemente, mi superior me dio más tiempo por asignarme a nuestra parroquia en Seattle, afortunadamente, no como el párroco, porque no podría haberlo hecho como estaba yo en aquel entonces. 

Fue durante esos seis meses en Seattle que Dios, lenta pero seguramente, comenzó un proceso de curación dentro de mí. Finalmente, por la gracia de Dios, una vez más llegué a elegir creer, elegir confiar en y seguir a Jesús, elegir reafirmar mi compromiso como dominico e incluso elegir estar abierto a ser párroco otra vez. Y, gracias a eso, aquí estoy con ustedes como párroco en Sto. Domingo. ¡Dios es grande!

Uno de los elementos claves de mi proceso de curación fue un libro espiritual muy poderoso que el Arzobispo de Seattle nos dio a todos los sacerdotes de la Arquidiócesis como regalo de Navidad cuando estuve allí. El libro se titula “Entre Tus Manos, Padre”, y se trata de entregarnos a Dios una y otra vez y confiar en que Él usará todo en nuestras vidas, especialmente los momentos difíciles, para ayudarnos a crecer. En tres semanas, comenzaré una serie de predicación basada en la sanación y los conocimientos que recibí a través de ese libro. 

Entonces, mis hermanos y hermanas, hoy, Jesús nos desafía a ustedes y a mí a elegir otra vez. 
Aunque a veces luchemos, cuestionemos y dudemos de nuestra fe, con la ayuda de Dios, eventualmente podemos elegir creer otra vez. Podemos elegir confiar en y seguir a Jesús otra vez, podemos elegir hacer que nuestra fe católica sea nuestra otra vez, y decir con Pedro en el Evangelio de hoy: “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna.”