St. Dominic Catholic Church

2002 Merton Ave | Los Angeles, CA 90041 | (323) 254-2519

Homilies


Rasga Nuestros Corazones...Sana Nuestros Corazones Cuaresma1 P. Roberto

 

 

Homilía para el Primer Domingo de Cuaresma – Año C
Padre Roberto Corral OP
Iglesia de Santo Domingo, Los Ángeles, CA
6 de marzo de 2022

Título: Rasga nuestros corazones...Sana nuestros corazones
Tema: Dios necesita abrir nuestros corazones para poder cambiarlos y sanarlos.
Lecturas: Deuteronomio 26, 4-10; Romanos 10, 8-13; Lucas 4, 1-13

A lo largo de los años de mi sacerdocio, muchos compañeros sacerdotes me han dicho que prefieren celebrar funerales en lugar de bodas. Eso puede sonar extraño, pero en realidad, de alguna manera, tiene sentido. Y es porque, en una boda, a veces los novios, sus familias y muchos de los invitados pueden estar tan centrados en detalles como el vestido de la novia, la recepción, las flores, la música, las fotografías, etc., que pueden perder de vista lo más importante – la dimensión espiritual de la celebración en la que estas dos personas se están comprometiendo a una vida de amor y sacrificio, y están uniéndose por el poder y la gracia de Dios en el sacramento de matrimonio.

Por otro lado, en un funeral, las personas que asisten a menudo están dolidas; sus corazones están partidos por haber perdido a un ser querido. Por lo tanto, no están tan distraídas por detalles como llevar puesto ropa a la moda, la recepción, las flores, la música, etc., porque están mucho más centradas en su dolor y pérdida. Están buscando respuestas, o al menos algo que pueda ayudarlas a superar este momento difícil. Y, por eso, muy a menudo, están más abiertas a volverse hacia Dios y decirle: “Señor, ayúdame; Señor te necesito." ¿Ves la diferencia entre estos dos tipos de celebraciones? Por un lado, es triste que, en un funeral, la gente sufra por haber perdido a un ser querido, pero, al mismo tiempo, es precisamente en esos mismos momentos en que nuestros corazones están rotos por el dolor, que Dios puede tocar nuestros corazones de manera profunda.

El Evangelio del primer domingo de Cuaresma siempre se trata de Jesús yendo al desierto y siendo tentado por el diablo. Hoy escuchamos la versión de Lucas de esta historia, y es interesante que Lucas dice que Jesús fue “conducido por el mismo Espíritu, se internó en el desierto, donde permaneció durante cuarenta días y fue tentado por el demonio”. El Evangelio parece decir que el Espíritu Santo llevó a propósito a Jesús al desierto para que experimentara este enfrentamiento con Satanás. Y también es interesante notar que la confrontación tuvo lugar solo después de que Jesús hubo ayunado durante cuarenta días – no antes, no durante, sino hasta después de su ayuno; cuarenta días de negarse a sí mismo la comida – sin mencionar que también se negó a sí mismo las comodidades de una cama suave, la calidez, un entorno familiar y compañía humana.

Quizás estos grandes sacrificios que hizo Jesús fueron su manera de abrir su corazón, de vaciarse a sí mismo para ser más llenado de la gracia y el poder de Dios para poder enfrentar al diablo. Quizás estos sacrificios eran la forma en que Jesús decía: “Padre, ayúdame; Padre, te necesito; Padre, te amo”. Para mí, mirar el Evangelio de hoy de esta manera explica por qué la Iglesia nos da la oportunidad cada año de celebrar el tiempo de Cuaresma. Porque la Cuaresma es nuestra oportunidad de ir al desierto como Jesús, por así decirlo, es nuestro tiempo para romper con nuestras rutinas y comodidades normales, y hacer nuestros propios sacrificios
para que nosotros también podamos abrir nuestros corazones para que Dios los cambie, los llene y nos ayude a confrontar nuestro ego y al diablo en nuestras vidas. Entonces, al igual que Jesús en el Evangelio de hoy, durante la Cuaresma el Espíritu nos lleva a propósito al desierto para que podamos, de alguna manera, abrir nuestro corazón ante Dios y decirle: "Señor ayúdame; Señor te necesito; Señor, te amo”.

Este año, el tema de Cuaresma de nuestra parroquia es "Rasga nuestros corazones... sana nuestros corazones". La palabra “rasgar” significa romper o desgarrar. Por lo tanto, me gustaría pedir a todos nosotros que analicemos lo que estamos haciendo durante la Cuaresma – ya sea que por renunciar a algo o por hacer algo adicional, o mejor todavía hacer ambas cosas – y que pensemos en nuestros sacrificios como una forma de rasgar nuestros corazones, de abrir nuestros corazones ante Dios y decirle esas poderosas palabras, "Señor ayúdame; Señor te necesito; Señor, te amo”. Creo que esto les dará una dimensión mucho más profunda, más rica y más espiritual a nuestros sacrificios de Cuaresma.

Así que, lo que estoy diciendo es que esta Cuaresma, no renuncies a los dulces, al café o a tu comida favorita solo para ser más disciplinado o para perder peso o para estar más saludable;
no solo leas más la Biblia o vayas a misa con más frecuencia u ores más o des dinero extra a los pobres solo para ver si puedes hacerlo o simplemente para sentirte bien contigo mismo. Más bien haz estas cosas especialmente como una forma de rasgar tu corazón; como una forma de dejar que Dios toque tu corazón más profundamente, dejar que Dios cambie tu corazón, sane tu corazón y lo pueda llenar con más de sí mismo.

Hay una dimensión espiritual más que me gustaría agregar a nuestras prácticas Cuaresmales este año. Creo que todos estaríamos de acuerdo de que, en los últimos años, parece haber más división y conflicto en nuestra Iglesia Católica, en nuestra sociedad y en nuestro mundo. Parece haber mucha ira y falta de respeto entre los liberales y los conservadores, los demócratas y los republicanos, entre las diferentes razas y grupos étnicos, entre los que están a favor de la vacunación y los que están en contra, los que apoyan el derecho de obtener un aborto y los que están a favor de la vida, y así sucesivamente. Y ahora, tenemos a Rusia invadiendo a Ucrania y llevando al mundo al borde de la guerra una vez más. Por lo tanto, me gustaría pedirles que ofrezcan sus sacrificios de Cuaresma no solo por ustedes mismos, sino especialmente para traer sanación a nuestro mundo. ¿Amén? ¡Amén! 

Para recordarnos de esto, verán en la portada de nuestro boletín la imagen de un corazón dividido, partido en pedazos. Por un lado, esta imagen representa la triste realidad de las divisiones y el quebrantamiento en nuestro mundo y, quizás, en nuestros propios corazones. Pero también es un recordatorio de que Dios puede usar esas mismas divisiones y quebrantos para rasgar, para abrir nuestros corazones para poder cambiarlos, sanarlos e incluso traer sanidad a nuestro mundo mediante nuestros sacrificios de oración, ayuno y de dar durante esta Cuaresma. Luego, a medida que avanzamos a través de las semanas de Cuaresma, verán en la portada del boletín los pedazos del corazón acercándose uno a otro, lo que significa la sanación que Dios quiere traernos a nosotros y a nuestro mundo.

Entonces, mis hermanos y hermanas, durante esta temporada de Cuaresma, ¿Qué rasgará, qué abrirá tu corazón? ¿Qué te hará decir, "Señor ayúdame; Señor, ayúdanos; Señor te necesito; Señor, te amo?” ¿Será la situación en Ucrania? ¿Nuestra batalla en curso con la pandemia? ¿Será una pérdida personal en tu vida o alguna otra situación? Ojalá, serán también tus sacrificios de Cuaresma los que rasgarán tu corazón al hacer un serio sacrificio de tu tiempo, energía y esfuerzo. Sea lo que sea que rasgue o abra tu corazón, no desperdicies ese dolor, esa pena o ese sacrificio. Deja que Dios los utilice para que él pueda encontrarte más profundamente; para que él pueda tocar tu corazón, cambiar tu corazón y sanar tu corazón. Y, tal vez a través de ti, Dios pueda traer su amor, bondad y sanación a nuestro mundo.