St. Dominic Catholic Church

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Homilies


¿Solo Contenedor o Instrumento? Pentecostés P. Roberto

 

 

Homilía de Pentecostés - Años ABC
P. Roberto Corral, OP
Parroquia de Sto. Domingo, Los Ángeles, CA
5 de junio de 2022

Título: ¿Solo un Contenedor o un Instrumento?
Tema: ¿Somos simplemente recipientes del Espíritu Santo dentro de nosotros, o permitimos que el Espíritu nos haga sus instrumentos?
Lecturas: Hechos 2, 1-11; Romanos 8, 8-17; Juan 20, 19-23

Imagínense si yo fuera un multimillonario muy, muy generoso y te entregara a cada uno de ustedes un sobre como éste con un cheque al nombre de cada uno de ustedes por diez millones de dólares. [Sostenga un sobre manila con $$]. Y les dijera que este regalo es sin condiciones; podrías hacer con el dinero lo que quisieras. ¿No sería genial? Pero ahora, imagina que llevaste a casa este sobre con tu cheque de $10 millones, y nunca lo abriste. Simplemente lo metiste en el fondo de un cajón de la cómoda en tu dormitorio y nunca sacaste el cheque para mirarlo, nunca lo llevaste al banco para cobrarlo, nunca compraste nada con el dinero ni lo invertiste, y ni siquiera se lo regalaste a otra persona para que lo usara. Simplemente lo guardaste en tu cajón para siempre. Qué increíble desperdicio de todo ese dinero, de todo el bien que podrías haber hecho con él para ti, tu familia, tus amigos, tal vez incluso para nuestra parroquia, ¿verdad? Tanto potencial allí mismo, en el fondo de ese cajón en tu casa; pero nunca se usó.

Pues, ¿saben qué? A cada uno de nosotros aquí se nos ha dado mucho más que un cheque de diez millones de dólares, porque a todos se nos ha dado el Espíritu Santo de Dios en nuestro bautismo. Tú y yo hemos recibido el mismo Espíritu Santo que se derramó sobre esos 120 discípulos en el primer Pentecostés hace 2000 años del que acabamos de escuchar en nuestra primera lectura; el mismo Espíritu Santo que nos hace hijos de Dios y nos hace herederos de la gloria de Jesús el Señor como escuchamos en nuestra 2ª lectura; el mismo Espíritu Santo que Jesús mismo sopló sobre sus apóstoles en nuestro Evangelio de hoy; hemos recibido el mismo Espíritu Santo que recibió San Pablo cuando fue bautizado después de su conversión en el camino a Damasco; el mismo Espíritu Santo que capacitó a los primeros cristianos para resistir 10 oleadas de terribles persecuciones durante los primeros tres siglos de la Iglesia y que eventualmente nos capacitó a los cristianos a vencer y a convertir al Imperio Romano; todos hemos recibido el mismo Espíritu Santo que recibieron Santo Domingo y San Francisco; ¡el mismo Espíritu Santo que recibieron Santa Faustina, la Madre Teresa, el Papa Juan Pablo II y el Padre Pío, y cada uno de nuestros santos católicos durante los últimos 2000 años!

El Espíritu Santo que recibió toda esta gente es el mismo que tú y yo recibimos cuando fuimos bautizados. Tú y yo no recibimos un espíritu diferente; no recibimos menos del Espíritu. Recibimos el mismísimo Espíritu Santo de Dios. Y, mis hermanos y hermanas, como pueden ver en las vidas de estas personas que he mencionado, El Espíritu Santo de Dios es poder, es fuego, es pasión. El Espíritu Santo de Dios es fuerza, paz, alegría y amor.

Mi pregunta para ti es, ¿qué estás haciendo con ese asombroso don del Espíritu Santo que recibiste en tu bautismo y que vale infinitamente más de diez millones de dólares? ¿Estás usando el Espíritu Santo de Dios para glorificar a Dios en tu vida? ¿Estás usando el Espíritu Santo para convertirte en la persona para lo que Dios te creó? ¿Estás usando los dones que el Espíritu Santo de Dios te dio para servir a los demás y, de alguna manera, hacer de este mundo loco un lugar mejor? ¿O has recibido el Espíritu Santo de Dios y simplemente lo has “puesto en un cajón” en el fondo de tu corazón para que se quede allí sin que tú te aproveches de él, sin usarlo y sin apreciarlo?

Si ese es el caso, entonces, lamentablemente, tú eres parte de un gran número de católicos que, como dijo el Papa Juan Pablo II, solo tienen “la capacidad de creer que les ha sido otorgada por el bautismo, pero aún no tienen ningún apego personal explícito a Jesucristo." En otras palabras, tienes mucho potencial dentro de ti, como esos diez millones de dólares que están en el cajón, pero has hecho poco o nada con ello; todavía no tienes ninguna relación significativa con Jesús, ¡y eso es un gran desperdicio!

El Espíritu Santo de Dios seguirá siendo solo poder, fuego y pasión potenciales, solo fuerza, paz, alegría y amor potenciales dentro de ti hasta que lo hagas tuyo; hasta que lo recibas conscientemente y lo uses en tu vida. ¡Simplemente lee los Hechos de los Apóstoles y ve cómo el Espíritu Santo transformó a esos apóstoles de Jesús cobardes, arrogantes, cabezones y vacilantes en una fuerza imparable de amor y fe que finalmente venció al imperio más grande que el mundo había visto jamás! ¡Solo lee las vidas de los santos para ver qué cosas asombrosas se lograron, no por ellos, sino por el Espíritu Santo que obraba en ellos y a través de ellos de maneras poderosas! No hay límite para lo que el Espíritu Santo de Dios pueda hacer en ti y a través de ti – sea lo que sea tu edad, tu condición de salud y tu preparación o falta de preparación teológica – si pides, si crees, si permites que el Espíritu obre en ti.

La mayoría de nosotros aquí fuimos bautizados cuando éramos bebés, así que realmente no elegimos bautizarnos, ni mucho menos entendimos lo que nos estaba pasando. Y la mayoría de nosotros aquí también recibimos el Sacramento de la Confirmación en algún momento de nuestras vidas. La Confirmación, como su nombre lo indica, tiene por objeto confirmar o fortalecer y desatar el Espíritu Santo que recibimos en nuestro Bautismo. Nuestra Iglesia Católica utiliza un lenguaje muy teológico y religioso para describir lo que nos sucede cuando recibimos estos dos poderosos sacramentos, pero permítanme darles mi interpretación de lo que sucede. 

Cuando somos bautizados y confirmados yo creo que Dios nos dice: “Hijo mío, ahora te he dado mi propia vida, mi Santo Espíritu dentro de ti. Entonces, utiliza mi Espíritu; ¡no lo desperdicies! Así que, cuando tengas miedo o estés luchando, pide y deja que mi Espíritu te dé coraje y fortaleza. Cuando estés dudando e inseguro, pide y deja que mi Espíritu te guíe y profundice tu fe; cuando estés ansioso y estresado, pide y deja que mi Espíritu te dé paz. Cuando te sientas despreciado, desamparado o solo, deja que mi Espíritu te dé el amor que necesitas. Cualquiera que sea el obstáculo y desafío que enfrentes en tu vida, mi Espíritu puede ayudarte. Pero, mi Espíritu también te desafiará a dejar a un lado tu egoísmo, tu pereza, apatía y otros males a los cuales te sentirás atraído en tu vida. Abre tu corazón, sigue la guía de mi Espíritu y deja que mi Espíritu marque la diferencia en tu vida y en la de los demás a través de ti. Deja que mi Espíritu te ayude a convertirte en la persona para lo que yo te creé”. Eso es lo que yo creo que Dios nos dijo en nuestro bautismo.

Entonces, una vez más, mi pregunta para cada uno de ustedes es, ¿qué estás haciendo con el asombroso don del Espíritu Santo que recibiste en tu Bautismo y Confirmación? Para mí, es como Dios nos diera en nuestro bautismo un sobre – no con $10 millones, sino con su Espíritu – [Levantar nuevamente el sobre con la imagen del Espíritu] y nos dijera, “Ten, aquí te doy mi Espíritu; utilízalo. ¿Así que, eres tú solo un contenedor pasivo del Espíritu Santo, dejando que el Espíritu Santo habite en el fondo de tu corazón, sin que te aproveches de él, sin usarlo y sin apreciarlo? ¿O eres un instrumento del Espíritu Santo, dejando que el Espíritu de Dios te llene y fluya de ti a los demás y a nuestro mundo?

Independientemente de cómo respondan a esas preguntas, quiero darles a todos los que están aquí y a los que están mirando en línea, una oportunidad para pedir y dejar que el Espíritu Santo trabaje dentro de ustedes de una manera más fuerte; una oportunidad de recibir más del poder, del fuego, de la pasión, la fuerza, la paz, el gozo y el amor que el Espíritu Santo quiere que tengas. Entonces, para aquellos de ustedes que deseen participar, me gustaría que se pongan en sus bancas o en sus casas, si pueden hacerlo, y repitan esta oración después de mí.
Pueden abrir las manos con las palmas hacia arriba y cerrar los ojos si lo desean. Por favor repitan después de mí:

Espíritu Santo de Dios, gracias por venir a mí en mi Bautismo y Confirmación. Gracias por todos los dones que me has dado en mi vida. Te pido ahora que trabajes en mí de una manera más profunda. Dame más de tu fuerza. Dame más de tu paz. Dame más de tu alegría y de tu amor. Ayúdame a usar tus dones para servir a los demás. Quita cualquier cosa de mi corazón que te impida curarme y guiarme que te impida usarme para dar gloria a Dios. Ven, espíritu santo. Amén.

Ahora, quédense parados y dedica unos momentos a pensar en lo que acabas de orar.
Confía en estas palabras que has dicho. Confía en Dios para honrar estas palabras que has dicho con fe y sinceridad. Y confía en el poder del Espíritu Santo obrando en ti.